Al pensar en las joyas de la Antigüedad a muchos se les puede venir a la cabeza la imagen conocidísima de la mujer de Heinrich Schliemann, famoso filántropo que, entre otras cosas, hizo una excavación en donde si situaría la mítica Troya. En dicha intervención se hizo con un número de piezas de extraordinaria riqueza y valor, que se llevaría con él a Europa, pero antes vistió y fotografió a su segunda esposa. Este conjunto de joyas ha inspirado múltiples recreaciones históricas posteriormente, como por ejemplo, para ataviar a la Helena de Sienna Guillory en la miniserie de 2003 Helena de Troya.
Sophia Schliemann posando con las joyas del Tesoro de Príamo (1873).
Tesoro de Príamo, Puskhin Museum (Moscú). Actualidad.
Sienna Guillory en Helena de Troya (2003).
La joyería del mundo antiguo, tiene unas finalidades parecidas a las de nuestro propio tiempo, aunque de una forma especial:
- Son un símbolo de riqueza.
- Al demostrar riqueza, por tanto, también son una forma de demostrar el rango social, como una manifestación del poder político o religioso sobre una comunidad.
- Estos objetos pueden tener en ocasiones carácter de amuletos contra las fuerzas malignas.
- Las joyas no solo tienen un carácter decorativo, sino que algunos de sus diseños tenían un significado místico o religioso. Incluso en algunas culturas se adornaban de ciertos poderes aquellas joyas realizadas cuando las estrellas se encontraban en una posición favorable.
En la actualidad las joyas no han perdido muchas de estas funciones. Los vemos en los emblemas de determinados oficios, como los militares que distinguen su rango a partir de adornos. Las formas que tienen nuestras joyas también repiten las de la Antigüedad, con anillos, collares, medallas, emblemas, amuletos, etc.
En el mundo que antecede directamente a la Antigüedad clásica, el Oriente de Egipto y Mesopotamia, desde el III milenio a.C. la joyería empieza a tomar un papel relevante en la producción. En Egipto los orfebres adquieren un cargo elevado y trabajan para los templos o los poderes civiles. Por su parte, en Sumeria, orfebres y joyeros están al servicio del templo. Por ejemplo, durante la esplendorosa III dinastía de Ur (XXII – XXI a.C.) el trabajo de los joyeros dependía del templo, al que pertenecía todo lo que allí se producía, como propiedad del dios. Una gran parte de su trabajo era crear joyas para adornar las estatuas de los dioses. También se adornan las sacerdotisas y sacerdotes encargados del culto.
Las grandes civilizaciones del Mediterráneo en la Antigüedad tuvieron una especial fijación en la península Ibérica. Fenicios, griegos y romanos exploraron el territorio peninsular en busca de oro, plata y toda clase de metales preciosos, que acabó en muchas colonizaciones y, finalmente, en la integración del territorio con la denominación de la Hispania romana. Los primeros datos sobre la orfebrería peninsular está vinculada a la civilización megalítica y la actividad minera, en el IV milenio a.C., con objetos fabricados en oro, con forma de espirales, anillos o simples laminillas arrolladas. Posteriormente, se desarrolla con una gran técnica repertorios en joyería en sociedad como la de la cultura del Argar (2200 – 1500 a.C.) o la de Tartessos, con el famosísimo tesoro de El Carambolo (conjunto de piezas de distinta época, algunas fechadas desde el III milenio a.C.).
Diadema de Caravaca de la Cruz (Murcia). MAN. Cultura del argar. 1500 – 1300 a.C.
Tesoro del Carambolo (exposición en el Museo de Sevilla).
Con la llegada de los griegos al territorio peninsular, aproximadamente entre los siglos VII – VI a.C. y, posteriormente, con el asentamiento de los romanos tras la II Guerra Púnica contra los cartagineses (218 – 201 a.C.) se empiezan a fabricar objetos influidos por las modas mediterráneas. Pero también muchos de los habitantes hacen llegar joyas del exterior, a la moda helena o romana, y a portarlas para representar su estatus y pertenencia a las culturas grecolatinas.
Vamos a hacer un repaso por algunos ejemplos de piezas maravillosas y únicas:
Uno de los objetos más antiguos que encontramos (siglo VI a.C.) es un anillo procedente de la isla de Chipre. Fue hallado en la zona griega de la Empordà catalana. Está formado por un arete y un chatón de forma ovalada, con un león grabado con la boca abierta, decorado con un punteado y una representación vegetal en la parte superior.
García Benajes, 2018: 228
García Benajes, 2018: 228
Otra de las piezas importadas es uno de los tipos más famosos de pendientes de época helenística y que tienen un nivel de detalle espectacular. Se trata de este ejemplar, también encontrado en la Empordà, en cuya parte superior presenta una representación floral circular de la que cuelga un pequeño Eros. Aparece hacia el siglo IV a.C., a partir de este momento, un gran número de joyas, incluirán como uno de sus motivos principales figurillas como Eros o Nikés aladas.
García Benajes, 2018: 233
En el norte peninsular convivieron en las civilizaciones mediterráneas grupos humanos más ligados a las tradiciones célticas, es el caso de los castreños o galaicos. Estos van a desarrollar unos tipos de joyas con influencias de ambos mundos. Las más conocidas son los torques, manifestaciones del poder y símbolos de condecoración militar. Se trata de unos collares ajustados al cuello que terminan con unos gruesos remates. Veamos dos ejemplos.
El primer torques aparece hecho en oro y fue hallado en la zona de A Coruña a principios del siglo XX, por lo que la información del contexto no está bien detallada, aunque ha sido fechado entre el III – I a.C. Está formado por los remates, una varilla lisa central y cuatro gruesos alambres enrollados en la forma central.
Imagen Ceres, MAN.
El segundo ejemplar es bastante diferente, pues aparece bastante influido por la estética griega. Apareció junto a un recipiente de plata y monedas datadas a comienzos del siglo I a.C., por lo que la fecha de este conjunto debe ser posterior. Todo se encontró en la zona de Los Villares (Jaén, Andalucía) y se da asociado a un contexto ibérico.
Imagen Ceres, MAN.
Imagen Ceres, MAN.
Con la llegada del Principado y la “pax augustea”, Roma va a alcanzar el momento de mayor esplendor en los siglos I y II d.C. Las provincias, entre ellas Hispania, van a pasar a tener un papel relevante para el Imperio. Las joyas van a ser un claro exponente del poder que tenían las clases sociales más elevadas en estos siglos.
En la necrópolis de Tútugi (Galera, Granada) se encontró un ajuar funerario en la sepultura de una niña entre el que se encontraba este espléndido anillo, dentro de una concha herméticamente cerrada. Se trata de un objeto hecho en oro y con un rubí incrustado.
Imagen Ceres, MAN.
Imagen Ceres, MAN.
Del siglo III d.C. es la cadena de oro y azabache que vemos en la siguiente imagen. Los eslabones de oro se enlazan formando ochos y en ellos se encuentran setenta y siete cuentas circulares de azabache, aunque hay cinco eslabones diferentes en los que posiblemente se engarzaron otro tipo de piedras o perlas.
Imagen Ceres, MAN.
Por último, ya en etapa tardoantigua, nos encontramos con estos pendientes, que se fechan entre el siglo III – IV d.C. Se conocen también como “crótalos” y están realizados en oro con perlas y granates incrustados. Están compuestos por un rosetón calado, con una perla en la parte central y seis granates alrededor junto con huecos libros; y des él otra estructura calada de la que penden piezas con granates y perlas.
Los crótalos son un tipo de joya muy documentada en Roma y reciben su nombre del ruido que producían y que se asemejaba al instrumento musical.
«Es un honor para las mujeres llevarlas [perlas] en los dedos o bien por parejas o por tríos en las orejas,… ya que cuando las llevan así, les llaman crótalos, como si se regodearan incluso por el mismo entrechocar y sonar de las perlas».
Plinio, Historia Natural, Libro IX, 114
Imagen MNAR.
En el taller digital “Belleza imperial” del próximo 3 de julio podrás disfrutar de una sesión dedicada a la actualidad del estilismo de las emperatrices Julio-Claudias que incluirá joyería inspirada en el mundo antiguo.
Bibliografía
Bandera Romero, M.ª L. (1986). “Introducción al estudio de la joyería prerromana peninsular. Técnicas”. Habis: pp. 515 – 538.
García Benajes, E. (2018). La joyería del museu d’arqueologia de catalunya-barcelona de los siglos vii a.C-ii d.C. (Tesis doctoral) Universitat Autònoma de Barcelona, España.
Maluquer de Motes, J. (1970). “Desarrollo de la orfebrería prerromana en la península Ibérica”. Pyrenae: pp. 79 – 109.
Catálogo Ceres del Ministerio de Cultura y Deportes.
“Pendientes o Crótalos”. Amigos del MNAR. Disponible online [04/05/2022]: https://www.amigosmuseoromano.es/pendientes-crotalos/